miércoles, junio 11, 2008

Telemarketing

Cada vez más, recibo llamadas telefónicas, generalmente a horas inapropiadas (por ejemplo, a la hora de comer), interesándose en saber si tengo ordenador en casa y proponiéndome que cambie de operador telefónico. Espero sinceramente que esas corporaciones no apliquen indiscriminadamente esa táctica con todo el mundo; hay muchas personas mayores que lo primero que piensan al oir el timbre del teléfono es que le ha ocurrido una desgracia a un familiar (y ya no digamos si reciben un telegrama). Ese tipo de intrusión, de molestia, por mucho que se disculpen, debería estar regulado. Y ha sido esa actividad, que no sólo aplican los proveedores de telefonía e Internet, la que me ha inspirado el cuento de hoy.

TELEMARKETING

Buenas tardes, y perdone que lo moleste. Supongo que estoy hablando con el titular de la línea, ¿no? ¿Le importaría decirme su nombre? Gracias, Andrés. Mire, Andrés, el motivo de mi llamada es proponerle un cambio, un cambio en su vida. ¿Qué le parece, le interesa?

Muy bien, Andrés, pues entonces se lo explico. Por los datos que tenemos, hasta ahora, su vida no ha sido muy interesante. No estoy hablando de su situación económica, que es, digamos, corriente. Nivel de estudios: medio. Casado, desde hace años, sin hijos. No está usted afiliado a ningún partido político, que sepamos. Y no quiero meterme en temas como la cantidad de libros que lee usted al cabo del año, o las veces que va al teatro o al cine. Claro está que su margen de elección es escaso. Su trabajo no le deja mucho tiempo. Tiene usted que hacer un esfuerzo considerable para que su situación, simplemente, no empeore.

Seguramente, ese panorama se parece muy poco a lo que usted esperaba cuando era más joven. Y las perspectivas no son demasiado halagüeñas. Su relación de pareja, probablemente, derivará cada vez más hacia la rutina, tal vez la indiferencia. Su vigor físico empezará a decaer. Y en cuanto al trabajo, creo que no es preciso recordarle cuál es la situación del sector. Se habla de recesión, de reajuste de plantillas y de congelación de salarios.

La verdad, no me parece exagerado concluir que no es usted feliz. No necesito preguntarle si se considera un triunfador. Y aunque las perspectivas no fueran las que son, ¿quién lo iba a compensar por esas aburridas tardes de domingo? ¿Las vacaciones? ¿De verdad? ¿Con todos sus gastos, y lo poco que duran? Por favor, estamos hablando en serio.

En realidad, sólo le queda una salida: suicídese usted. Es la única solución. Un momento de decisión, y todo se acabó, adiós. Adiós al agobio del trabajo, a las largas colas y esperas para cualquier cosa que valga la pena. Adiós al aburrimiento, a la incertidumbre, a la tristeza.
Cierto, la cosa tiene sus inconvenientes, y hay que plantearla cuidadosamente. Entiendo que esté preocupado por su esposa, que le duela dejarla viuda. Además, si quiere evitar que todo lo que ha pagado por las primas del seguro se pierda, no debe parecer un suicidio. La cosa no es fácil.

Y aquí es donde entramos nosotros. Podemos ayudarlo. Por un módico precio, seamos francos. Pero es usted afortunado, tenemos una promoción especial, sólo durante este mes. Déjeme que se lo explique. Debería confiarnos la administración de sus bienes. Me refiero a cuentas bancarias, el chalecito de la montaña, y el coche, claro. Créame, eso le va a ahorrar muchas preocupaciones. Olvídese de peleas y discusiones en la familia, por la herencia, cuando usted falte. Nosotros nos ocuparemos de todo.

Sí, tiene usted razón. Eso también hay que tenerlo en cuenta, y ya lo tenemos previsto. Habrá que explicárselo a su esposa, pero créame, estamos preparados para hacerlo. Y déjeme decirle que las mujeres encajan bastante bien estas cosas. A la larga, claro. Y siempre que no las dejen en una situación incómoda. Son más fuertes de lo que parece. Nosotros nos cuidamos de eso. Estoy hablando de atención personalizada, asesoramiento, lo que haga falta. Y en el peor de los casos, si llegase a estar muy desesperada, podríamos prestarle a ella el mismo servicio que le estamos ofreciendo a usted. Sin ningún coste, extra, por supuesto. Lo que sea, por un buen cliente.

Si está usted de acuerdo, recibirá la visita de uno de nuestros agentes comerciales, para que le explique todos los detalles. ¿Le iría bien el martes? ¿A qué hora?
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