domingo, mayo 20, 2007

La Lombriz

Hoy propongo una nueva entrevista a un animal, especialmente humilde. Aquí está:

LA LOMBRIZ

¿Qué? ¿Es a mí? Pues vaya una sorpresa. Entiéndanme, no es que me importe; por mí, encantada de atenderles, pero es que me choca. No estoy nada, pero nada acostumbrada a que me presten la menor atención. Ya puede ir diciendo el ornitorrinco que es un tipo marginal, ya puede quejarse la hormiga de que pasen de ella. Al menos, ellos están a la vista, que yo ni eso.
Ya saben, me paso la vida enterrada, así que es rarísimo que coincidamos. Porque ustedes sólo se entierran cuando se les ha acabado la vida. Seguro que piensan que aquí abajo no pasa nada interesante, y que lo único que cuenta es lo que ocurre sobre la superficie del suelo. Pero en eso se equivocan. Yo sé cómo es su mundo, lo he visto algunas veces. Para decirlo en pocas palabras: muchas luces, y sobre todo, demasiado ruido. Bueno, tiene que haber de todo, supongo, pero yo estoy mejor aquí abajo. Es más tranquilo.
Y no se crean que aquí no pase nada. Las raíces, sin ir más lejos. No paran de crecer, hundiéndose cada vez más, ramificándose y extendiéndose, abriéndose paso. Lo que ocurre es que lo hacen despacito, con paciencia, paso a paso, y en silencio. Y gracias a eso, allá arriba crece la hierba, y las plantas y los árboles, también en silencio, sin hacer ruido. Y los despojos. No quisiera ser desagradable, pero todo lo que no sirve, toda la basura y los desechos, vienen a parar aquí.
Y aquí ocurre ese otro proceso, delicado y complejo: la disgregación. Porque cada parte, cada fragmento, cada molécula, tiene que ser trabajosamente separada del resto, clasificada y distribuída para su reutilización. Es un trabajo lento, para lo que acostumbran ustedes, pero aquí, lo que sobra es tiempo. Y no es preciso que les diga que somos respetuosos con el medio ambiente; nosotros somos el medio ambiente. Y bien mirado, ustedes también.
Verán, yo no soy quién para darle lecciones a nadie. Pero algún comentario sí que me gustaría hacerles. Algo sé, de ustedes. Porque tarde o temprano, ustedes también vienen a parar aquí, y espero que me perdonen si no entro en detalles. Es un tema delicado, lo sé muy bien, y no quisiera herir sensibilidades. Pero precisamente por mi trabajo, y porque sé un poquito cómo es su mundo, he sacado algunas conclusiones.
No sé por dónde empezar, así que voy a empezar por el ruido. Me cuesta mucho entender para qué necesitan tanto barullo. Y les sorprendería saber la cantidad de cosas que ocurren en silencio. Seguro que incluso ustedes se sienten a veces molestos con tanto estruendo. Además, que por lo que he podido saber, sólo les interesa una mínima parte de ese ruido: algo que, según creo, llaman verdad, o "la verdad".
He intentado averiguar algo más del tema, pero me ha resultado enormemente difícil. Porque a veces da la impresión de que la verdad sea un objeto contundente, algo que sirve para aplastar a los demás, o para tirársela a la cabeza. Y no entiendo cómo pueden perseguir una sustancia que parece más peligrosa que la nitroglicerina.
Lo más raro de todo son las cualidades que parece tener esa verdad. Por lo visto, es independiente, autónoma e inmutable. Como si no tuviera nada que ver con ustedes. Entonces, ¿por qué les interesa? ¿Por qué la buscan? Y el colmo ha sido enterarme de que algunos de ustedes creen que la verdad es más importante que las personas. Eso ya me es imposible de entenderlo.
Porque la verdad no se muere, pero las personas sí. La verdad no los necesita, pero las personas sí. La verdad no quiere a nadie y no se casa con nadie, pero ustedes sí. Si alguno de ustedes tiene una persona al lado a la que quiere o aprecia, que recuerde que al día siguiente puede haberla perdido, y ya no podrá decírselo. Y si algo les queda por decir, casi es mejor que sea la verdad. La verdad, déjenla para mañana, y hoy díganle que la quieren, que eso, al menos, se lo va a llevar puesto.
Yo lo he pensado despacito, y me parece que todo el problema viene de una pequeña confusión. Esa verdad que tanto les preocupa, ¿no será un medio, en vez de ser un fin? ¿No será una herramienta, en vez de ser una causa? Algo así como un poste indicador o una brújula, algo que les sirve para orientarse y saber por dónde hay que ir. Porque si es así, entonces la están usando mal. Un poste indicador está para indicar, y no para arrancarlo y usarlo como garrote.
No quiero sermonearles; ya les he dicho que no soy quién para dar lecciones a nadie. Si me he decidido a decirles todo esto es porque sé cómo van a acabar, ya saben, cuando vengan conmigo. No se preocupen, no voy a insistir en el tema. Pero por favor, tengan presente lo que les he dicho, y quién se lo dice. Y por lo que más quieran, a ver si dejan de meter tanto ruido.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

bravo!

2:31 a. m.  

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